junio 22, 2023

 



¿Qué es la Sociedad?

Por sociedad entendemos a una agrupación de individuos (generalmente humanos, aunque también puede referirse a ciertos animales gregarios) que se rigen por normativas comunes y formas de comunicación y cooperación, a menudo denominadas como “cultura”.

La constitución de una sociedad por lo general implica un número importante de individuos, si bien no existen márgenes numéricos definidos al respecto. En cambio, es vital que éstos compartan características definitorias en cuanto a lo cultural, lo histórico, lo económico y compartan un mismo territorio geográfico; todo ello por encima de los lazos consanguíneos o genéticos.

Las sociedades humanas son el objeto de estudio de la Sociología, que busca entender las leyes de organización y regulación de las sociedades.


Funciones de la sociedad

Se considera que la existencia de una sociedad cumple con las siguientes funciones:

  • Conforma un territorio. No existen naciones, países ni territorios de no estar habitados por alguna sociedad específica que los delimita, los nombra y los establece como hogar de su cultura.
  • Permite las relaciones. Dado que la sociedad opera en base a normas de común acuerdo, su existencia establece un pacto social que ordena la vida y permite las relaciones entre sus individuos, en términos distintos a los de la competencia vital de lo salvaje.
  • Construye un imaginario. Los miembros de una sociedad comparten usualmente un modo, más o menos amplio, de ver las cosas y pensar el mundo. Esto es lo que se llama una cultura o, también, un imaginario, ya que se trata de un modo de imaginar el mundo. Sin ello no podrían existir las identidades sociales.
  • Propone un modelo político. Sin un modelo político de gobernabilidad y jerarquía, las sociedades serían caóticas. Por ello existen teorías políticas y organismos en los distintos regímenes políticos posibles que permiten el ejercicio de la política.
  • Satisface las necesidades de su población. En principio, y de un modo u otro, cada sociedad tenderá a la realización de los deseos y necesidades de su población, ya sean en lo material y económico o en lo social y espiritual, y a través de métodos aceptados o condenados por ella misma.

Elementos de la sociedad

Podemos hablar de dos tipos de elementos constitutivos de una sociedad:

  • Materiales. Aquellos físicos y concretos, como un territorio delimitado (espacio físico) y una cantidad de integrantes (población).
  • Inmateriales. Aquellos de naturaleza imaginaria, cultural, espiritual o social como pueden ser una lengua propia, una serie de valores morales y espirituales, una identidad nacional, etc.

Estructura de las sociedades

La estructura de una sociedad es el modo de funcionamiento de sus diversas partes, es decir, su arquitectura.

Allí tienen lugar los estratos sociales o grupos poblacionales, las diversas instituciones sociales (públicas o privadas), los cuerpos de leyes, los organismos de socialización, represión y legislación (como los tribunales, las cárceles, los cuerpos de seguridad, los militares, las universidades y escuelas, etc.).

Cada estrato y cada institución, conforme al modelo de sociedad adoptado, tendrá una serie específica de funciones que cumplir.

Por ejemplo, en una sociedad teocrática la iglesia dominante tendrá también el poder político, mientras que en una laica, habrá instituciones ajenas a la religión.

IMPACTO SOBRE LA POBLACIÓN la tecnologia

El vertiginoso crecimiento de las nuevas tecnologías hace pensar que están teniendo un impacto sustancial en la población activa. Muchas de las grandes empresas tecnológicas han alcanzado economías de escala con una plantilla moderada. Por ejemplo, Derek Thompson afirma que «Google tiene un valor de 370.000 millones de dólares, pero solo cuenta con unos 55.000 empleados, menos de la décima parte de la plantilla de AT&T en su momento álgido [la década de 1960]». Según el economista Andrew McAfee, «el momento en que las máquinas pueden reemplazar al hombre en la mayoría de los empleos de la economía actual es ya una posibilidad, y no creo que suceda en un futuro demasiado lejano».(18)

En toda una serie de sectores, la tecnología está sustituyendo a la mano de obra, y esto tiene consecuencias drásticas en el empleo y la renta de las clases medias. Hod Lipson, ingeniero de la Universidad de Cornell, argumenta que «durante mucho tiempo la creencia común era que la tecnología destruía empleos, pero también creaba otros nuevos y mejores. Ahora los indicios dicen que la tecnología está destruyendo empleos y creando en efecto otros nuevos y mejores, pero en mucha menor cantidad».

Martin Ford nos hace una advertencia igualmente inquietante. En su libro The Lights in the Tunnel (Las luces del túnel), sostiene que «a medida que la tecnología se acelera, la automatización podría acabar penetrando en la economía en tal medida que los salarios no proporcionarán al grueso de los consumidores unos ingresos lo bastante holgados ni confianza en el futuro. Si este problema no se ataja, el resultado será una espiral económica descendente». A continuación nos avisa de que «en algún momento futuro, que puede tardar en llegar años o décadas, las máquinas podrán realizar el trabajo de un gran porcentaje de la mayoría de las personas “corrientes”, que ya no encontrarán nuevos empleos».

Las empresas han descubierto que la robótica, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial pueden sustituir a los humanos y superarlos en precisión, productividad y eficiencia. Durante la gran recesión de 2008-2009, muchas empresas se vieron obligadas a reducir sus plantillas por motivos presupuestarios. Tuvieron que buscar el modo de mantener los negocios con menos personal. Un empresario que conozco tenía 500 empleados para su negocio de 100 millones de dólares y ahora tiene la misma cantidad, aunque los ingresos de la compañía han crecido hasta los 250 millones. Lo consiguió gracias a la automatización de determinadas funciones y usando robots y avanzadas tecnologías de fabricación.

La Oficina Estadounidense de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) recopila proyecciones de empleo futuro. En su análisis más reciente, la agencia prevé que entre 2012 y 2022 se generarán 15,6 millones de nuevos empleos. Eso significa un crecimiento de la población activa de alrededor del 0,5 % anual.

Se espera que los sectores de la asistencia sanitaria y social sean los que más crezcan, con una tasa anual del 2,6 %. Esto supondrá unos cinco millones de nuevos puestos de trabajo a lo largo de la década. Es decir, más o menos una tercera parte de la creación de empleo prevista.(21) Otras áreas que podrían experimentar un incremento en el empleo son los servicios profesionales (3,5 millones), la construcción (1,6 millones), el ocio y la hostelería (1,3 millones), la Administración central y local (929.000), las finanzas (751.000) y la educación (675.000).

Teniendo en cuenta los avances tecnológicos, es interesante observar que uno de los campos donde se augura una reducción en el número de empleos es el sector de la informática. Las proyecciones de la BLS avanzan que el sector perderá unos 65.000 puestos de trabajo en los próximos diez años. Aunque la tecnología está revolucionando muchas empresas, lo hace transformando su manera de operar y no incrementando el número de puestos de trabajo. La tecnología puede estimular la productividad y mejorar la eficiencia, pero lo consigue reduciendo el número de empleados necesarios para generar niveles de producción iguales o mayores.

También en el sector de la industria se vaticina pérdida de empleo. La BLS calcula que en Estados Unidos desaparecerán 50.000 puestos de trabajo, mientras que la administración federal se reducirá en 407.000 puestos, y en agricultura, bosques, pesca y caza desaparecerán 223.000 empleos.(22) Se cree que estos sectores serán los que menos empleo generarán en la próxima década.

Como las proyecciones de la BLS dan pocas cosas por hecho en lo referido a las tecnologías emergentes, es muy probable que sus cálculos hayan subestimado el efecto perturbador que traen consigo. Resulta difícil cuantificar los efectos que tendrán los robots, la inteligencia artificial y los sensores sobre la población activa, porque estamos aún en las primeras fases de la revolución tecnológica. Es difícil ser categórico respecto a las tendencias emergentes porque no está claro cómo afectarán las nuevas tecnologías al mercado laboral.

Pero hay predicciones en muchos sectores sobre el posible impacto de la informatización. Carl Frey y Michael Osborne, investigadores de la Universidad de Oxford, afirman que la tecnología transformará muchos ámbitos de la vida. Han estudiado 702 sectores profesionales y han descubierto que «el 47 % de los trabajadores estadounidenses tiene grandes probabilidades de ver automatizados sus empleos durante los próximos veinte años ».De acuerdo con su análisis, empleados de telemarketing, del sector inmobiliario, costureros, técnicos matemáticos, agentes de seguros, relojeros, agentes de carga, asesores fiscales, técnicos de laboratorios fotográficos, gestores de clientes bancarios, bibliotecarios y mantenedores de bases de datos tienen el 99 % de probabilidades de que se informaticen sus puestos de trabajo. En el otro extremo del espectro, terapeutas ocupacionales, mecánicos, directores de servicios de emergencias, trabajadores sociales sanitarios, estomatólogos, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales sanitarios, cirujanos orales, supervisores de brigadas antiincendios y nutricionistas tienen menos del 1 % de probabilidades de que se informaticen sus empleos. Estos análisis se basan en los niveles de informatización, salariales y en la formación requerida en los diferentes sectores profesionales.

Aparte de esto, sabemos que algunos campos, como la atención sanitaria y la educación, han tardado más en incorporarse a la revolución tecnológica, pero ya empiezan a adoptar nuevos modelos. Las innovaciones en aprendizaje personalizado y salud móvil implican que muchas escuelas y muchos hospitales estén haciendo la transición desde el servicio tradicional a uno informatizado. Los profesores utilizan cursos en línea, masivos y abiertos (MOOC, por sus siglas en inglés) e instrucciones a través de tablets, mientras que la sanidad ya cuenta con sensores médicos, historias electrónicas y aprendizaje automático para diagnóstico y evaluación de tratamientos.

En los hospitales, la plantilla solía encargarse personalmente del grueso de los tratamientos médicos. Pero los profesionales sanitarios ahora almacenan la información en historias electrónicas y a través de redes compartidas combinan pruebas de laboratorio, datos clínicos e información administrativa para conseguir una mayor eficiencia. Los pacientes navegan por la red para obtener información médica y consejo profesional complementario gracias a los recursos en línea. Los sectores de la educación y la sanidad están experimentando las alteraciones que antes transformaron otras áreas.

Dadas las incertidumbres que plantean las proyecciones de empleo, no es sorprendente que los expertos no se pongan de acuerdo acerca del impacto de las tecnologías emergentes. Por ejemplo, en su muy elogiada obra La carrera contra la máquina. Cómo la revolución digital está acelerando la innovación, aumentando la productividad y transformando irreversiblemente el empleo y la economía, los economistas Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee plantean que la tecnología está produciendo importantes cambios en la población activa. Según ellos, «el progreso tecnológico va a dejar atrás a muchas personas, a muchísimas incluso, a medida que prosigue su avance. Demostraremos que no ha habido un momento mejor para un trabajador con conocimientos especializados o la formación adecuada, porque puede usar las tecnologías para crear y capturar valor. Sin embargo, no lo ha habido peor para un trabajador que solo puede ofrecer conocimientos y habilidades normales, porque los ordenadores, los robots y otras tecnologías digitales están adquiriendo esos conocimientos y destrezas a una velocidad extraordinaria».

Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, es igual de pesimista. Sostiene que «si se mantiene la tendencia actual, muy bien podría suceder que, en una generación, la cuarta parte de los hombres de mediana edad se queden sin trabajo en algún momento». Desde esta perspectiva, el mayor reto económico mundial será «generar suficientes puestos de trabajo».(26)

No obstante, hay economistas que rebaten estas afirmaciones. Reconocen que muchos empleos van a desaparecer por el avance tecnológico, pero afirman que se crearán otros nuevos. Habrá menos puestos de empleados de almacén porque las máquinas podrán hacerlo mejor que los humanos. Pero se generarán puestos de analistas de big data, de minería de datos y de gestores de redes de datos compartidos. Según estos expertos, la destrucción y creación de empleo acabarán equilibrándose en el largo plazo. En las décadas futuras, el trabajo se habrá transformado, pero los humanos seguirán siendo necesarios para gestionar el mundo digital.


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